Los niveles de difusión de Hollywood se dieron fundamentalmente a través de los carteles, revistas y la prensa de la época que mantenían una página fija dedicada al cine, por tanto la publicidad a los filmes y noticias de la farándula eran muy fuertes. Se comenta incluso que para involucrar al pueblo se lanzaban concursos que luego se premiaban. Era prácticamente imposible mantenerse al margen de la situación de la cinematográfica en la isla.
Según Jany Amaya Trujillo, en 1922 se crea una Comisión de Censura Cinematográfica, con el objetivo de controlar al cine como promotor de conductas, pues afirmaban que las películas enseñaban a robar. Este estaba integrado por cinco personas de reconocido prestigio moral, autorizados a hacer cualquier tipo de cuestionamientos sobre los filmes que se proponían exhibir, incluso hasta lo podían cancelar, pero en sí las críticas más fuertes de este respondían a los intereses de las clases elitistas y no a las del mismo gobierno.
Los críticos del momento comenzaron a culpar al medio, por el aumento de la criminalidad y el descenso del nivel moral del pueblo. No era menos cierto que la cinematografía hollywoodense proponía paradigmas de personajes negativos los cuales eran seguidos con apoyo y afición popular. Quizás fue esta compenetración lo que hizo ver en el cine su peligroso alcance social.
(…) Cuba se encontraba sacudida por los trastornos de la crisis capitalista de postguerra, afectada por la desenfrenada política creciente del robo, del fraude y de la corrupción en las más altas esferas del gobierno de turno (Colectivo de autores, 1986: 293).
Esto demuestra que si bien el cine era un instrumento ideológico que influía en la población, no era el máximo responsable de la corrupción y el auge de la delincuencia que se venía sucediendo en la República, pues eran los gobernantes corruptos quienes fomentaban los males sociales. Lo que resultaba menos conflictivo echar la culpa sobre el cine que asumir sus verdaderos problemas.
John Howard Lawson concuerda con otros autores en que: "Hay que considerar el cine como instrumento de la política exterior y en que las películas exportadas deben responder a las exigencias propagandísticas del gobierno." (Howard, 1964: 28).
Aquí se puede encontrar otro aspecto importante y es que como los gobiernos eran títeres de los Estados Unidos; respondían a sus intereses en un modeloconsumista, lleno de publicidad y estereotipos de belleza, hacían de Cuba un nicho cómodo donde depositar cultura y valores, dejaban abiertos todos los canales de penetración posible.
Como he dicho antes de otra manera, el cine era un pasar de la fantasía a la imagen y de la imagen al subconsciente del espectador. Es un proceso de percepción manipulada que consiste en captar las veinte cuatro imágenes por segundo que transmite la pantalla que determina no sólo lo que el espectador debe ver, sino también y sobre todo la manera en que debe verlo.
El espectador, quiéralo o no, es reconducido a la atmósfera y al curso de la aventura que se le está narrando y al verla en un determinado modo, está obligado, por lo menos durante la proyección del filme, a juzgar hechos y personajes como los autores lo han deseado.
La cinematografía nacional era ínfima aunque encontramos a Enrique Díaz Quesada y Ramón Peón entre los más destacados, que realizaron algunas películas que aunque fueran con escasísimos recursos trataron de formar parte de las tandas alternativas junto a las cintas europeas. Los largometrajes como Arroyito y Manuel García, rey de los campos de Cuba, entre las más populares de su tiempo estaban basadas en la vida de bandoleros que se habían hecho famosos dentro de la población; otras como La hija del policía o En el poder de los ñañigos, estaba enfocada más bien a los bailes y ritos africanos, donde se comenzaba a manifestar algunos rasgos identitarios de la cultura cubana.
Según Jany Amaya Trujillo, en 1922 se crea una Comisión de Censura Cinematográfica, con el objetivo de controlar al cine como promotor de conductas, pues afirmaban que las películas enseñaban a robar. Este estaba integrado por cinco personas de reconocido prestigio moral, autorizados a hacer cualquier tipo de cuestionamientos sobre los filmes que se proponían exhibir, incluso hasta lo podían cancelar, pero en sí las críticas más fuertes de este respondían a los intereses de las clases elitistas y no a las del mismo gobierno.
Los críticos del momento comenzaron a culpar al medio, por el aumento de la criminalidad y el descenso del nivel moral del pueblo. No era menos cierto que la cinematografía hollywoodense proponía paradigmas de personajes negativos los cuales eran seguidos con apoyo y afición popular. Quizás fue esta compenetración lo que hizo ver en el cine su peligroso alcance social.
(…) Cuba se encontraba sacudida por los trastornos de la crisis capitalista de postguerra, afectada por la desenfrenada política creciente del robo, del fraude y de la corrupción en las más altas esferas del gobierno de turno (Colectivo de autores, 1986: 293).
Esto demuestra que si bien el cine era un instrumento ideológico que influía en la población, no era el máximo responsable de la corrupción y el auge de la delincuencia que se venía sucediendo en la República, pues eran los gobernantes corruptos quienes fomentaban los males sociales. Lo que resultaba menos conflictivo echar la culpa sobre el cine que asumir sus verdaderos problemas.
John Howard Lawson concuerda con otros autores en que: "Hay que considerar el cine como instrumento de la política exterior y en que las películas exportadas deben responder a las exigencias propagandísticas del gobierno." (Howard, 1964: 28).
Aquí se puede encontrar otro aspecto importante y es que como los gobiernos eran títeres de los Estados Unidos; respondían a sus intereses en un modeloconsumista, lleno de publicidad y estereotipos de belleza, hacían de Cuba un nicho cómodo donde depositar cultura y valores, dejaban abiertos todos los canales de penetración posible.
Como he dicho antes de otra manera, el cine era un pasar de la fantasía a la imagen y de la imagen al subconsciente del espectador. Es un proceso de percepción manipulada que consiste en captar las veinte cuatro imágenes por segundo que transmite la pantalla que determina no sólo lo que el espectador debe ver, sino también y sobre todo la manera en que debe verlo.
El espectador, quiéralo o no, es reconducido a la atmósfera y al curso de la aventura que se le está narrando y al verla en un determinado modo, está obligado, por lo menos durante la proyección del filme, a juzgar hechos y personajes como los autores lo han deseado.
La cinematografía nacional era ínfima aunque encontramos a Enrique Díaz Quesada y Ramón Peón entre los más destacados, que realizaron algunas películas que aunque fueran con escasísimos recursos trataron de formar parte de las tandas alternativas junto a las cintas europeas. Los largometrajes como Arroyito y Manuel García, rey de los campos de Cuba, entre las más populares de su tiempo estaban basadas en la vida de bandoleros que se habían hecho famosos dentro de la población; otras como La hija del policía o En el poder de los ñañigos, estaba enfocada más bien a los bailes y ritos africanos, donde se comenzaba a manifestar algunos rasgos identitarios de la cultura cubana.
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